Solo hay seis mil botellas de este vino que merman a diario debido a su demanda internacional, en parte propiciada por la excelente acogida de Robert Parker, que lo juzgó mejor vino de la bodega en 2009. Es un vino cosmopolita por su complejidad, calidad, poderío y apuntes especiados, procedente de viñedos con baja producción, de entre 50 y 90 años. El Rabo de Toro que, sin embargo, es un plato decididamente carpetovetónico merece un vino de esta magnitud debido a que su densidad, contundencia y condimentación requiere vinos con casta y raza. Como el guiso tradicional, que en este caso se deshuesa, Acos es amplio, estructurado, goloso, con cuerpo, grado y buena acidez lo que garantiza un encuentro gastronómico memorable.
Rabo de Toro guisado